Hace un tiempo, mi historia con la comida era un torbellino de emociones. Como nutricionista, entendía la importancia de una alimentación saludable, pero en lo más profundo de mí, también luchaba con la alimentación emocional. Como persona con TAG, vivir con ansiedad era una constante, y mi refugio, mi manera de lidiar con ese remolino de emociones, solía ser la comida.
  Comer por ansiedad se había convertido en un hábito destructivo, una especie de escape momentáneo que, al final, solo añadía más peso a mis preocupaciones. Pero con el tiempo, empecé a transformar mi relación con la comida. Descubrí que podía controlar mis impulsos emocionales de una manera más saludable y efectiva. Creé una maleta llena de herramientas, de estrategias para gestionar mis emociones sin la comida como intermediaria.
   Aprendí a escuchar a mi cuerpo y a atender mis necesidades emocionales de formas que no involucraban un atracón en la despensa. La comida ya no era un refugio, sino simplemente comida. Alcanzar este cambio no fue fácil, pero me demostró que la transformación es posible.
   Hoy, como nutricionista, me dedico a ayudar a otras personas a superar la alimentación emocional y a cambiar sus hábitos para construir una relación más saludable con la comida. Si alguna vez has sentido que la comida es tu única respuesta a la ansiedad, permíteme compartir contigo las herramientas que me han permitido sanar y vivir una vida más plena. Comer por ansiedad es un hábito que puede ser desplazado, y yo estoy aquí para ayudarte en ese viaje hacia la sanación y la libertad.